Cómo trabajar híbrido sin quemarte ni perder el foco

¿Te pasa que trabajás híbrido pero terminás más cansado que en la oficina?
¿Sentís que estás en todos lados, pero no avanzás en nada?
Spoiler: no sos vos. Es la forma.
El problema no es la libertad, es no saber usarla
El trabajo híbrido tiene una ventaja enorme: te da flexibilidad. Pero esa misma flexibilidad, si no está bien diseñada, te puede jugar en contra.
Saltás de reuniones a mails, de casa a coworking, sin una rutina clara, y tu cabeza queda hecha un lío.
Claves para enfocarte (sin quemarte)
1. Separá días de foco y de reunión
No podés tener 7 videollamadas un martes y pretender hacer trabajo profundo.
Agendá bloques de tiempo para pensar sin interrupciones. Y protegélos como si fueran reuniones con vos mismo.
2. Elegí bien dónde trabajás
El lugar define tu energía.
¿Tenés que hacer algo creativo? Buscá luz natural y un espacio tranquilo.
¿Tenés que coordinar con el equipo? Andá a un coworking con buena vibra.
3. Cortá en serio, aunque estés en casa
Estar en casa no significa estar disponible todo el tiempo.
Tomate pausas reales. Levantate. Salí. Respirá. No todo es “scroll de Instagram entre tareas”.
4. Agrupá tareas similares
Cambiar todo el tiempo de tipo de tarea (ej: mail → Excel → diseño → call) agota más de lo que pensás. Agrupá por bloques: creatividad a la mañana, gestión a la tarde, etc.
5. Dormí mejor que ayer
No hay productividad sin descanso. Y no hay foco si no dormiste bien.
Dormir mal es la forma más rápida de llegar al burnout, incluso en casa.
Rediseñar tu rutina es clave
El trabajo híbrido bien usado te da lo mejor de dos mundos:
concentración cuando necesitás foco, y conexión cuando necesitás equipo.
Pero para que funcione, necesitás una rutina pensada.
Y esa rutina empieza por saber cuándo moverte, cuándo cortar, y dónde vas a trabajar mañana.