El lado B del Home Office

Desky
8 de abril de 2025
3 min de lectura
El lado B del Home Office
Aunque el trabajo remoto llegó para quedarse, hacerlo todos los días desde casa puede volverse agotador.

El valor real del trabajo remoto

Sin lugar a dudas, el trabajo remoto es un gran avance. Nos brindó flexibilidad, libertad geográfica, menos tiempo perdido en traslados y más autonomía para organizar nuestra rutina diaria.

Según un estudio de Owl Labs, el 62% de quienes trabajan de manera híbrida o remota afirman ser más productivos que en una oficina tradicional. Además, una encuesta reciente de Buffer reveló que el 98% de las personas que actualmente trabajan desde casa desean continuar con esta modalidad, al menos parcialmente.

No es una moda pasajera, sino un cambio estructural. Sin embargo, esto no quiere decir que esté exento de desafíos.

La otra cara del home office

Con el paso del tiempo, muchas personas comienzan a notar que trabajar desde casa, aunque cómodo inicialmente, puede resultar insostenible en el largo plazo. Algunos síntomas sutiles comienzan a manifestarse:

  • Dificultad creciente para concentrarse.
  • Jornadas enteras sin contacto social real.
  • Sensación de monotonía, todos los días parecen iguales.
  • Problemas para establecer límites claros entre trabajo y descanso.
  • Menos energía y mayor dispersión mental.

El verdadero problema no es el trabajo remoto en sí, sino hacerlo continuamente desde el mismo espacio, sin cambio de entorno, sin aire fresco, sin contacto humano. El hogar, que antes funcionaba como un refugio del estrés laboral, termina volviéndose ambiguo y dificultando la desconexión necesaria para el bienestar mental.

¿Qué sucede cuando cambiás tu entorno laboral?

Salir del entorno habitual tiene un impacto directo en cómo pensamos, sentimos y trabajamos:

  • Renueva la concentración: Cambiar de ambiente ayuda a evitar distracciones domésticas y brinda una estructura mental renovada.
  • Obliga a organizarse: Saber que vas a trabajar fuera de casa motiva una planificación más consciente del día.
  • Aumenta la energía social: Incluso sin interactuar directamente, estar cerca de otras personas trabajando genera una sensación de compañía y ritmo.
  • Define límites más claros: Salir físicamente de casa facilita desconectar del trabajo una vez terminada la jornada.

No es necesario cambiar de espacio todos los días; incluso una o dos veces por semana pueden ser suficientes para restablecer una sensación saludable de control y equilibrio.

El coworking: ni casa, ni oficina, un tercer lugar

El sociólogo Ray Oldenburg introdujo el concepto de "tercer lugar", que define aquellos espacios distintos al hogar y al lugar tradicional de trabajo, pero que cumplen una función clave en el equilibrio entre vida personal y laboral. Históricamente, estos espacios han sido cafés, plazas o centros culturales. Hoy, los coworkings cumplen esta función para miles de personas con esquemas de trabajo flexibles.

Un coworking no pretende reemplazar tu casa ni una oficina convencional; ofrece otra cosa:

  • Es un entorno neutral donde podés trabajar sin interrupciones ni reglas impuestas, pero libre de la carga emocional de permanecer en casa todo el día.
  • Es un espacio diseñado para generar bienestar mientras realizás tus tareas.
  • Es una herramienta efectiva para recuperar el control sobre tu entorno laboral.

En 2024, según Allwork, existen más de 40.000 espacios de coworking activos alrededor del mundo, una cifra en constante crecimiento. ¿Por qué? Porque cada vez más personas comprenden que la calidad del entorno donde trabajan influye directamente en la calidad del trabajo que realizan.